La cita
01:19
2011

Voy a pasar la noche a Sintra porque no puedo pasarla en Lisboa; pero, cuando llegue a Sintra me va dar pena de no haberme quedado en Lisboa. Siempre esta inquietud sin resolución, sin nexo, sin consecuencia. Siempre, siempre, siempre. Esta angustia excesiva del espíritu por nada. En la vía de Sintra, o en el río del sueño, o en la carretera de la vida. A la izquierda hay una casucha al borde de la carretera. A la derecha, el campo abierto con la luna a lo lejos. A la izquierda, hacia atrás, la casucha modesta. La vida allí debe ser feliz sólo porque no es la mía. Si alguien me ha visto desde la ventana de la casucha soñará: ese que va... es feliz.

Fernando Pessoa (texto encontrado entre sus diarios de viaje)

EL AFILADOR
Video instalación
Video 4´25”
2012-2013

¿Quién es este hombre? ¿Qué hace este hombre?
¿Por qué está sentado bajo el cobertizo de su casa?
¿A quién espera sentado bajo el cobertizo?
Esta es su casa. Esta no es su casa.
El hombre nació en el Perú pero ahora vive en Arizona.
El hombre vive solo en Arizona. El hombre vive 
exactamente a 6104 kilómetros de su esposa
y de su hijo. Esta es la casa del hombre.
Esta no es la casa del hombre. ¿Por qué está sentado 
bajo el cobertizo de la casa?. El hombre prepara 
una clase de filología. El hombre es profesor 
de filología en la Universidad de Arizona.
Mañana es la clase. El hombre prepara la clase.
El hombre se sienta bajo el cobertizo y prepara 
la clase. Eso es lo que hace el hombre.
¿En qué piensa el hombre? En la clase de mañana.
El hombre agrupa las palabras angosto, angustia,
angina y observa que conservan una misma raíz.
¿Por qué se levanta el hombre? ¿Por qué abandona 
la sombra del cobertizo y se dirige a la cocina?
El hombre se dirige a la cocina porque ahí están 
sus cuchillos. El hombre va por los cuchillos.
El hombre se dispone a afilar los cuchillos
mientras piensa en un grupo de palabras.
¿Por qué afila los cuchillos en lugar de gozar
del sol o beber un vaso de agua fría bajo
el cobertizo? El hombre afila los cuchillos
y deja de pensar en la clase. ¿Por qué ha dejado
de pensar en la clase? ¿Por qué sigue afilando
los cuchillos una vez que ya están afilados?
El hombre guarda los cuchillos en una gaveta
de la cocina. El hombre ha terminado de afilarlos.
El hombre regresa al cobertizo. ¿Por qué 
regresa el hombre a sentarse bajo el cobertizo 
de la casa? Esta es la casa del hombre.
Esta no es la casa del hombre. El hombre
está sentado bajo el cobertizo. Ya ha preparado 
la clase de mañana. Ya ha afilado los cuchillos.
Ahora prepara el hombre su propia muerte
                                        [y resurrección.

Mario Montalbetti, Cinco segundos de horizonte, 
Lima, AUB, 2005 

Quien no come arroz no merece la vida 
02:48
2014

EL AHOGADO (CÉSAR DÁVILA ANDRADE)
Nada Salir en la noche, pálida ya de aurora, y elegirse entre los ahogados más humildes en el Señor.
C. D. A.

Yo fui el que cayó una mañana 
en el desaguadero público 
y conoció el aroma animal de los hombres.
El que tragó por todos 
-los ortodoxos, los bienpensantes y los cuerdos-
la mierda y los efluvios, 
el que trajo para ellos 
las sombrías noticias del subsuelo.

Con el tiempo supe 
que ese sería yo: 
un sobreviviente, 
un sobremuriente.

¿No es eso un poeta,
quien absorbe a la luz del día 
la miasma 
y el bajo vientre de la ciudad?

Fuera de los pordioseros que se recogen 
bajo el puente 
y de algunos noctámbulos que bordean las orillas 
nadie me ve. 
Soy esa cabeza de bronce 
que reluce en la superficie del río 
iluminada por la luna capicúa 
o los mortecinos focos del alumbrado municipal 
-como un Centinela de la Noche Antigua- .
En el verano me alimento de tallos y hojas secas,
en el invierno de los banquetes reales 
que traen las crecidas.
Una cabeza a punto de ahogarse o salvarse. 
Es difícil saberlo, hasta de muerto.

Cabezas
Video mono canal  03:15
2015

4 tsantsas, reserva Museo Pumapungo 
Audio: UJAJ, género musical shuar para batallas y ceremonias vinculadas  con la parafernalia guerrera; en este caso un UJAJ DE TSANTSA
“Ningún Shuar es dueño de la vida, por lo que no debe matar. Sus creencias incluyen castigos para quienes toman la existencia ajena.  El rito de la tsantsa mantendría el equilibrio social, el castigar el crimen, tal cual hoy lo hacen las leyes”.